La flor perdida (PRIMERA PARTE.)



Cuando te conocí viaje por un valle donde crecían  versos regados con miradas llenas de abrazos,  pude ver florecer  tu piel, uno a uno los botones fueron abriendo y dejando viajar aromas que bailan en las ventiscas  de tus exhalaciones, eran llevados y posados suavemente en las grutas de mi olfato.

Pero había una flor perdida que no encontraba, busque en tus ojos y ahí solo había un bello cielo con nubes formando corazones,  me aventure a buscar en el horizonte de tu sonrisa y sorprendí a mis dientes sujetando mis labios para no besar los tuyos,   

por fin  me adentre a tu alma que me permitió  ver tu corazón latir, alimentaba el botón añorado, estaba sembrado en tu alma, me pregunte ¿qué es lo que esperaba para salir, abrir sus pétalos y regalarme su suave aroma? 

No hay respuesta, solo sé que al acercarme, tu cuerpo quiso encontrar el escondite perfecto donde desbocar los vacíos de olvido y recibir la visita de los sentidos. 

No supe cómo fue pero un sentimiento se apodero de mí, una sensación que revolotea en mi estómago, me lleva a la necesidad de secuestrar tu aroma, de estar siempre cerca de ti y mis manos duerman en tu piel, de escuchar tu voz que es  para mis oídos melodía desenfrenada que me adormece y me pone a tu merced.

 Acaso esa flor ya abrió y nunca la vi y en su fugaz eclosión atrofio mi razón o acaso esto es lo que llaman  amor.   

Derechos de autor: Juan Hernandez.
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